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EXPOSICIÓN DE MOTIVOS

I
 
La dos veces milenaria ciudad de Mérida, capital de la provincia romana de Lusitania, de la Diócesis Hipaniarum después y de la Hispania visigoda en época del rey Agila I, se convirtió el 25 de febrero de 1983, por el artículo 5 del Estatuto de Autonomía de Extremadura en la sede de la Junta y de la Asamblea de Extremadura y, por tanto, en el referente político y principal centro institucional de la región, albergando así el conglomerando de las sedes administrativas y a las instituciones públicas autonómicas, recuperando el importantísimo papel jurídico, económico y cultural que, históricamente, ha representado.
Declarada en 1993 Patrimonio de la Humanidad. Tanto por sus monumentos como por sus infraestructuras y ubicación geográfica, Mérida se han convertido en el escaparate de Extremadura en el exterior y el símbolo de identidad regional extremeña, además de todo un referente como ciudad congresual y de servicios.
Por todo ello y siguiendo el ejemplo de otras capitales autonómicas, es tarea improrrogable dotar de contenido institucional al hecho incontestable de la capitalidad que Mérida viene ejerciendo en todos los aspectos citados y normalizar esta situación mediante un Estatuto de Capitalidad que conlleve la dotación requerida para la adecuada prestación de los servicios públicos y la digna representación de todos los extremeños.
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